domingo, 19 de enero de 2014

Instancia urgente

Anuda tus muñecas con trenzas de mi pelo,
ata fuerte mi corazón a promesas bellas.
Y para contar con los dedos las estrellas,
llévame, unidas nuestras manos, hasta el cielo.

Háblame suave y quedo del Paraíso.
Léeme en voz alta sobre aquellas tierras
cabalgables sólo a lomos de caricias tiernas
y firmemos en sudor y saliva compromisos.

Préndeme así, como una larga cerilla,
como páginas de un libro prohibido,
zumo de gasolina recién exprimido,
de roble caído, hojas secas y astillas.

Que nos encuentre abrazados siempre el alba
y no falten a la mesa platos de dulces besos.
No dejes que mi furia provoque tu destierro,
desdibuja mis enfados con palabras de calma.

Escóndete dentro de mis armarios y altillos.
Acurrúcate juntó a mí, protegiéndome del frío.
Y si alguna vez nos separa lo que llaman destino
a mi ventana llama de nuevo con tus nudillos.

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