martes, 13 de enero de 2009

Lo que Soy sin Ti

Como los Pet Shop Boys, pero sin teclado,
una casa de quince pisos, que no tiene tejado,
una bici vieja con las ruedas muy hinchadas,
gusana de seda de hojas de morera empachada.

Como un juez que no puede ser imparcial,
media naranja que no encuentra su otra mitad.
Como un gato que no maullara tras una gata,
o un pirata que conserva sanas sus dos patas.

Soy una estudiante, sin máster o doctorado,
una profesora, sin contrato de funcionario.
Como un timón que no puede girar a estribor
o una boda sin su incómoda lluvia de arroz.

Soy un cóctel sin hielo. Un batido sin pajita.
O como el invierno sin castañas calentitas.
Soy una gran finca sin valla que la proteja.
Como “Verano Azul” sin vacaciones en Nerja.

Como un lunes gris, aún muy de mañana,
una abuela que no hace compota de manzana.
Calcetines raídos con agujero para el pulgar
o un corro de niños que no supieran a qué jugar.

Soy una chica que no sabe andar con tacón,
y a quien Sabina no le dedica una canción.
Como una lavadora que no centrigufa,
una azafata de vuelo sin depilar, muy ruda.

Soy un guardacostas sin un rojo flotador,
New York triste, sumido en el Gran Apagón.
Una pastorcilla que pierde a su oveja negra
o un vidente que no sabe leer las estrellas.

Como un teléfono que no sabe hacer ring-ring,
o una reina que en Navidad no da un festín.
Un perro que no entierra hondo sus huesos,
alguien que no fue joven antes de hacerse viejo.

Como un heavy que no escucha a los Judas,
un filósofo que no busca aclarar sus dudas.
Como el verbo andar si le quitaran su dé,
un monje que encontró a Dios y perdió la fé.