domingo, 11 de mayo de 2008

Yo soy un Bukowsky cualquiera.

La chica tumbada a mi lado debía llevar un buen rato despierta. Se apartó una botella de cava de los labios. Estaba medio vacía y no parecía tener fuerza. La habríamos descorchado la noche anterior y, a juzgar por mi dolor de cabeza, no había sido la única. No recordaba su nombre. El de la chica. El cava era Codorniú.

Me tendió la botella y dijo “bebe”, a lo que yo respondí con una exclamación interrogativa.

Su cuerpo no era espectacular, pero estaba delgada y alguna vez seguro que fue preciosa. Las caderas anchas delataban que había tenido al menos un niño en su vientre. Yo pensé “bebé”. Y luego me di cuenta de que sus facciones eran hermosas, aunque tenía cierta pelusilla bajo la nariz. La clase de bigote que a uno no le molesta sobre el labio de la mujer que ama. Pero yo no amaba a aquella mujer.
Y sentí lástima. No por ella. Sentí lástima de aquellos pelillos. De haberlos visto. De tener el corazón no vacío, sino no lleno de ella. Sentí lástima, porque el despertar habría sido mucho más hermoso si hubiera podido ser la chica de mis sueños o hubiera sabido al menos, que habitaba en los sueños de alguien.

Tenía aquellos ojos claros vidriosos y algo húmedos. Aquella chica tumbada a mi lado debía llevar un rato despierta. Despierta y bebiendo.

Me tendió la botella y dijo “bebe”, a lo que yo respondí “¿Qué?” en tono de incredulidad, debido a lo joven que era la mañana. Después ella dijo “Tú tampoco eres lo que me gustaría, pero esto ayuda a que me de igual”.

El resto ya no lo recuerdo.

martes, 22 de abril de 2008

Retazos de Infancia #1

Cuando era pequeña, mi tío me regaló un antiguo estuche que contenía un juego de compases y dos gomas de nata. Estos rutinarios objetos fueron así añadidos a mi cajón de los grandes tesoros: cosas que nunca tocaba porque aún no podía sacarles provecho, pero que despertaban en mí una curiosidad soberbia, ya que cuando fuera mayor, haría cosas fantásticas e inimaginables con ellos.

Mi madre me dijo que aquellos borradores blancos envueltos en celofán rosa eran de los mejores del mercado y que recibían su nombre por el olor que los caracteriza. A mí nunca me pareció que tuvieran aroma de postre, pero aún hoy, cuando estoy lejos de casa, si saco de mi estuche uno de estos maravillosos objetos y me lo llevo a la nariz, toda mi infancia me viene a la mente y se me llenan los ojos de lágrimas.

martes, 15 de abril de 2008

Contigo

La próxima vez que estemos juntos, tomémonos una noche libre: sólo para nosotros, sin prisas ni ningún plan especial. Llévame a un Starbucks y deja que me ponga nerviosa cuando nos atiendan y yo aún no haya decidido qué tomar.
No pidas por mí aunque te lo sugiera. Al final seré capaz de darme cuenta de que, igual que siempre, sólo quiero un chocolate con cobertura de nata. Y tomemos también galletas. Una cookie gigante para mí, ¿de acuerdo?
Pero, sobre todo, no me dejes pagar, aunque te lo ruegue y también intente poner cara de pocos amigos. Tienes que invitarme.

Charlemos. Ya sabes, no hablar en serio. Saltar de un tema a otro. Opinar de esto y de aquello diciendo siempre un poco de todo y mucho de nada acerca de asuntos de poca importancia.

Caminemos hasta casa dando rodeos. Llévame de la mano. No dejes que ningún detalle hermoso de la gran ciudad se escape a mis pupilas, ni pasemos de largo los escaparates más curiosos.

Al llegar, en el salón, nos sentamos. Nos tumbamos. Da igual. Y reñimos un poco, pero en broma, sobre qué película ver. Al final ganas tú, porque no nos apetece llorar con eso tan trágico que yo propongo.
No vamos a terminar el film. No llegaremos a los créditos y el tema principal de la banda sonora. Igual que siempre. Como nunca. Porque me besas. Porque rozo tu piel de una manera poco disimulada, pero tratando de que no parezca premeditado. Porque ahora tú me tocas a mí. Y nos decimos "esta tarde" o "esta noche", y eso dependerá de cuánto tiempo nos haya llevado todo lo anterior, "vamos a hacer el amor despacio". Y lo susurramos creyéndolo, pero sabiendo a un tiempo que es mentira, pues dentro de escasos instantes nos arrancaremos la ropa sin piedad, y vamos a pedirnos a gritos (pero al oído, siempre al oído) deseos inconfesables que harían sonrojarse al mismísimo diablo hasta la puntita de los cuernos.

La próxima vez que nos veamos, tomémonos una noche libre.

viernes, 28 de marzo de 2008

Febrero

Nunca me ha gustado febrero. No es un mes de verdad, sino un puñado de días sueltos entre enero y marzo a los que dieron un nombre conjunto. Podrían haberse repartido como semanas dispersas a lo largo de todo el año o añadiendo unos pocos días a cada mes real.

Febrero es frío. Demasiado largo para ignorarlo y demasiado corto para que nada (trágico o hermoso) comience y acabe en él. Las heridas pueden abrirse y volver a sanar en agosto. Las esperanzas pueden reaparecer y esfumarse de nuevo a lo largo de diciembre. Pero febrero es un paso intermedio, una transición.

Retraído la mayor parte del tiempo. Tímido. Usando bien poco la página que le otorgaron en el calendario. Y sin embargo, una vez de tanto en tanto, finge ser fuerte y se añade un único día porque cree que así se sentirá mejor, porque cree que los demás cambiarán su punto de vista respecto a él.
Aunque, en algún momento entre el día catorce y el quince, algo emerge de nuevo desde lo más profundo de su corazón y le dice que nada va a cambiar. Y febrero desespera.

jueves, 27 de marzo de 2008

Una calle a medida

Mi novio vive muy, muy, muy cerquita de Sol. Y me gusta su calle, porque es peatonal y chiquitaja y porque, a pesar de estar en pleno centro, todo alrededor tiene aroma de barrio: a panadería madrugadora y bollo recién horneado. Y tiene un cine al ladito de casa, de esos en los que ponen películas extranjeras para gente culta, en versión muy original.
Pero la propia Puerta del Sol, la plaza de Callao y la interminable Gran Vía me parecen... no sé, demasiado abiertas, demasiado anchas y plagadas de peatones presurosos para poder vivir a gusto en ellas.

A mí me gustan más las calles algo viejas, con alma y corazón añejo. De esas en las que, si hay un coche en doble fila los otros tienen que pitar e insultar bien alto a la madre de quien lo aparcó. Y abrir la ventana y que se vea el solillo en los tejados de la vecindad pero no llegue a tu ventana porque no hay sitio de lo retorcidas que están las calles, de lo apretujaditas que construyeron las casas.

Y que oigas a un obrero gritar. Y a la de enfrente, que no tiene novio fijo porque no hay hombre que la aguante más de dos semanas, y te pone Camela a todo volumen cada sábado por la mañana, a eso de las once, cuando tú aún querrías dormir tus “cinco minutos más”. Y te tapas la cabeza con la almohada pretendiendo no oírla, pero sabes que es inútil, pues ya te desvelaste.

Soy una rara. Y quiero un barrio bohemio (y terrenal) en el que poder ser feliz con mis pequeñas excentricidades. Con un par de putas que todo el mundo conoce y un bar en el que siempre hay gresca. Aunque esto último quizá mejor algo apartado del portal. Lo justo para decir "huy, huy, huy" y meterte para casa así como con prisa, como que de pronto te cuesta encontrar las llaves… y teniendo algo que contar. Pero sin que te hayas llegado a ver envuelta.

viernes, 21 de marzo de 2008

The Last Fuck

You can already go,
as fast as you want,
but I wish you to know
that I wanted a last fuck.

The Sun can go to sleep,
years and years can pass by.
I’ll stay in bed, waiting
for my fuckin’ goodbye fuck.

‘Cause you’ve made me wrong.
‘Cause you’ve made me cry.
‘Cause you’ve drove me crazy.
But there were two things
(I think) you did quite right:
One: to hurt & Two: to fuck.

I know shit just happens,
but you were worse than shit.
A kind of compensation
must be given to me.

Come on my sweet bitch,
you know how we did it…
I know you can’t love me,
But that’s not what I’m askin’ for!

lunes, 25 de febrero de 2008

Oda al amor

Ay amor, tú que duras cien años
que no te quedas siquiera una vida.
Ay amor, que prometes todo
pero no lo entregas todavía.

Vienen volando los buitres
a comerte a ti las entrañas
amor que eres embustero
por ti llamo a las alimañas.

Viniste amor en primavera
y no tuvo tiempo el verano
de llegar con el bochorno
antes de que tú partieras.

Te llamo a mi lado en las noches
repito mi llanto cual letanía
y prometes estar para siempre
mas pronto rechazas mis caricias.

Vienen volando los buitres
a llevarse tus ojos de moro
y grabado en sus pupilas,
llevan mi rostro amoroso.

Tú ya no me robas un beso,
amor de los mil demonios
ayer me lo ganaste por ser rey
y la mentira tus dominios.

martes, 19 de febrero de 2008

A la madre

I
Consagro a la Madre mi casa, mi té,
mi escoba, y las patas de mi cama.
Mi libro viejo, la cuchara, la miel,
y la araña que cuelga de la lámpara.

Para ella son, de mi falda el suave lino,
de mi carta el pliego, trigo de la fanega,
el más rojo de entre todos los vinos
que habitan abajo, en mi bodega.

La punta del sombrero, el gato negro,
el paraguas, mi caldero ceniciento.
Las hojas de mi árbol y mis tiestos,
el laurel, la nuez, mis condimentos.

II
A la madre entrego mis sueños cálidos,
las palabras más dulces y las caricias.
Los proyectos venideros y los culminados,
mi mano en tu mano y otras mil delicias.

De la madre son mis suspiros y lamentos
los ruegos, las sonrisas, mi llanto ligero.
La felicidad que hoy en la vida encuentro
mi sudor, mi sangre, mi propio aliento.

Le doy a la Madre mi amor a ti, hombre
y las invernales noches en que a tu lado,
cambiándolo por el mío tomé tu nombre.
Tú que mis vida de gozos has colmado.

Maitasunezko Heriotza

Neurea bakarrik geurea zena,
gaurkoa da gauarik ilunena.
Begietatik ateratako malko itzela
ziur aski, ez da izango azkena.

Orain, jada, agur bero bat zuri,
gurasoei ere musu pilo bidali;
zure amodio ez badut nirekin,
esan iezadazu, zertarako bizi?

Desioaren bidea da okertezina,
ezin ahaztu bihotzaren nahia.
Urrun bazaude, ariman dut mina
ezertarako nahi neure bizitza.

lunes, 18 de febrero de 2008

Love Debts

Make me feel guilty, judge me, torture my mind
for the drugs you take, for your sorrow nights,
for the women you kissed pretending they were I,
for the way the razor blades over your skin fly.

Make me feel guilyt, and from Hell near
for your bad luck and all these deep fears,
for your worst pains and your black tears,
the projects you left and the broken dreams.

Never let me rest in peace or sleep,
I must pay for what to you I did.
No smile, happiness or joy feelings,
there are for me no more fairytales.

lunes, 7 de enero de 2008

Lengua de Serpiente

Te tengo, te absorbo, te abrazo.
Te ato a mi lengua de serpiente.
No escaparás a su oscuro beso.
Ahora eres mío para siempre.

Sobre mis líneas vagabundean
anhelando nuevas rimas e ideas,
en espera, tímidos pero morbosos,
tus ojos, llameantes y fulgurosos.

Soy tu señora, reina y patrona.
Mi palabra es ley, aquí y ahora.
Llorarás al son de mi dulce trino,
reirás si digo que ese es tu sino.

Al sediento le sirvo mi sangre,
en forma de letra sobre el papel.
Al hambriento sabrosos manjares
arrancados del fondo de mi ser.

Te poseo y manejo, te moldeo.
Te envuelvo en mi baba rabiosa.
Y es para tus pies mi sendero,
sembrado de negras, frías rosas.

Dime ahora si no me perteneces
mi esclavo, mi lacayo, niño mío
que hasta la última línea llegaste
sin concederte siquiera un suspiro.